Desde la muerte de Fred, Dorian no tenía con quien hablar,
ya que, su padre y su único amigo habían sido asesinados. Durante un momento
tuvo una sensación extraña. Fue como si
algo dentro de él quisiera dejar lo que estaba haciendo y relajarse y
dejarlo todo. Pero Dorian se dio cuenta de que esa sensación era parte de él y
que no podría eliminarla para siempre, solo podía apartarla un tiempo. El sabía
que volvería a sentir esa sensación una y otra vez hasta que no acabase lo que
estaba haciendo. Por lo tanto decidió no parar hasta acabar con lo que estaba
haciendo. Aunque parezca raro, Dorian se tiró hasta medianoche en el mismo
banco pensando en lo que podía hacer. Cuando se dio cuenta de la hora que era
se fue corriendo al antiguo astillero. El cielo estaba muy oscuro, y la noche abundaba
el bosque. Dorian llegó al astillero a tiempo. Tuvo unos minutos para ver las
ruinas que quedaban y poder apreciar el entorno. Se escucharon unos pasos. Era
la misteriosa chica. Se acerco lentamente
y apuntó a Dorian con una pistola.
Dorian estaba nervioso porque había estado un día esperando
a que la chica le diera el mensaje, para que ahora le mataran. La chica lo miró
bien y bajo el arma, solo quería estar segura de que era él, y no otra persona.
Dorian se calmó, y empezó a preguntarle muchas cosas a la chica. La chica le
dijo que no fuera tan deprisa, se las respondería a todas, pero tenía que estar
tranquilo.