Cuando Dorian se despertó, no estaba en el anticuario, se
encontraba en una sala oscura atado a una silla. Veía borroso y estaba confuso.
Estuvo durante siete minutos aturdido. Cuando se recuperó, a Dorian le pareció
haber oído algo, era la voz de un hombre. La voz se iba acercando cada vez más.
La voz se paró. Dorian tenía miedo, no sabía dónde estaba ni por qué.
A Dorian le fue resultando conocida la voz, es como si ya
hubiera hablado con esa persona en otras circunstancias. Cuando a Dorian le
quitaron la venda pudo ver que el secuestrador era el director de la empresa de
reparación de casas. Dorian, sorprendido y cabreado le grito al director de la
empresa. El director empezaba a reírse, le dijo que aunque gritase, no le
serviría de nada, ya que, estaban a las afueras de Carel.
Dorian le pregunto porque mataba a personas o las
secuestraba. El director procedió a explicar. La razón de la subida económica
de la empresa era gracias a los montones de tejados y casas que se derrumbaban gracias
a la plaga de termitas. La plaga no existía, ni llego a existir. Todo era una
bacteria que ponían en su propia marca de pintura de paredes o de barniz de
madera, que deterioraba la madera y la piedra en un mes. Gracias a esto, las
casas se derrumbarían, y la empresa cobraría antes por arreglarlas.
El director terminó de contarlo con aires de victoria. Pero luego,
se enfadó al decirle que gracias a él y a sus investigaciones, no pudo obtener
lo que quería. Le empezó a hablar de un símbolo peculiar, el símbolo del pájaro
con la llave atada a la pata. Dorian se intrigó al saber que ese símbolo tenía
algo que ver con él.
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