Dorian había pasado un día horrible. En lo único que pensaba
ahora era en irse a casa a descansar. Al salir del cobertizo, la luz del sol le
dio de lleno a Dorian en la cara. Parece ser que a uno no le gusta que le deslumbren
después de haberle dormido con cloroformo y haberle atado en una silla. A mitad
de camino Dorian vomitó, parecía mareado.
Aunque en Carel pasaran las cosas que pasaban, a la gente le
daba igual. Todo el mundo estaba encerrado en su casa, parecían tenerle miedo a
algo. Los últimos asesinatos en el pueblo no ayudaron a la gente a
relacionarse. Al llegar a su casa, Dorian se detuvo en el sitio donde mataron a
su padre. Con cara de rabia, Dorian se fue a la cama para echarse la siesta. Tenía
tanto sueño que durmió hasta el día siguiente.
Ya era por la mañana, y los rayos de sol empezaban a entrar
en Carel. Dorian había dormido muchas horas y ya estaba recuperado. Sin
vaguear, se levantó de la cama y se dirigió a prepararse el desayuno. En la
nevera escaseaba un poco la comida, ya que estos días Dorian había estado
ocupado. Solo quedaba un poco de leche y media barra de pan. No era un gran
desayuno, pero al menos era algo.
Después de reponer fuerzas, Dorian salió de su casa. Se fijo
que su tejado empezaba a flojear y se
acordó del director de la empresa, también le vino a la cabeza el mensaje que
le dio la chica. Tenía que estar en el antiguo embarcadero a las dos de la
mañana. Lo más frustrante para Dorian era tener que esperar hasta las dos de la
mañana para encontrarse con la misteriosa chica. Decidió pasar un rato por
Carel para relajarse un poco. Al pasar por una pequeña plaza con una fuente, se
fijó que la fuente tenía tallado en la piedra el símbolo del pájaro con la
llave atada a la pata. Se quedo pensando unos siete minutos que relación podía
tener el símbolo con Carel. Dorian se fue intrigado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario