Asombrados, Dorian y Fred salieron de la casa. Se pararon en
una acera, y Dorian le pregunto a Fred si le sonaba el nombre de J.D. Walter.
Fred no lo conocía, pero la señora de la casa de enfrente sí. Al escucharles
les llamo para que se acercasen. La señora les dijo que J.D. Walter vivía al
otro lado del lago. Los amigos dieron las gracias y se marcharon. Fred cogió la
balsa de su padre para cruzar el lago. El lago era grande, sus aguas eran
oscuras, casi opacas. Tardaron siete minutos en cruzarlo.
El tiempo era diferente al del pueblo, la brisa era fresca,
pero las nubes eran más densas. La casa estaba junto a un pequeño bosque. Era
fácil de encontrar, ya que, era la única en el bosque. Lo que más impactaba,
era el aspecto de la casa. En diferencia con las del pueblo, esta casa parecía
nueva, aunque sabían que la casa tenía por lo menos cincuenta años.
Dorian se acercó a la puerta. La aldaba era extraña, no era
como las del pueblo. Esta era de marfil, su color blanco contrastaba con el
resto de la puerta. Y su forma era increíble, tenia tallado en relieve un
pájaro con una llave atada a la pata. Después de observar la aldaba, llamó a la
puerta. Un señor de unos cuarenta años abrió la puerta. Cuando vio a Dorian, le
pregunto rápidamente que quería. Dorian le explicó lo sucedido, el señor dijo
que el dinero era por unos asuntos que no eran de su incumbencia. Dorian se
extraño, de la velocidad con la que cerró la puerta. Volvió a llamar, pero esta
vez no abrió. Dorian y Fred se dieron media vuelta para irse, cuando se escucho
un disparo. Volvieron a la puerta y la derribaron los dos de un golpe, el señor
estaba muerto, y vieron a una persona huir. Dorian iba a perseguirle, cuando
Fred le agarro y le dijo que no arriesgara su vida. Dorian le respondió que ya
la estaban arriesgando al investigar por su cuenta. Cuando termino de hablar, el
hombre ya había huido.
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